lunes, 7 de enero de 2013

DE REGALOS Y AMIGOS INVISIBLES

Ya ha pasado uno de los días más especiales para los niños y para los que no lo somos tanto. En los días previos, grandes y pequeños estamos nerviosos y a la vez contentos esperando los regalos. Yo estoy nerviosa y contenta como la que más aunque ya sepa que mi madre me va a regalar calcetines (según dice ella porque “esto siempre viene bien”).

Desde hace unos años, como la familia cada vez crece y crece más, decidimos hacer el amigo invisible y la verdad me parece que tuvimos una gran idea.

De todos, creo que a la que más ILU le hace la repartición de regalos es a mí… definitivamente Sí, y os cuento el por qué:

Cuando ya estamos todos preparados junto al árbol y gritamos ¡tiempo! mis padres tardan cuatro horas en buscar su nombre escrito, no lo miran hasta el final, desenvuelven sus paquetes a dos por hora y ni se fijan en lo que es porque siempre están mirando embobados a sus nietos viendo la rapidez que tienen ellos en romper el papel de regalo y decir ¡walaaa! (o algo parecido). Al final, cuando todos tenemos nuestro regalo (incluso mi hermano, pero eso ya os lo contaré…) deciden mirar lo que este año les han traído.

A mi hermana la tenemos como loca mirando de un lado para otro del salón, ella es parte importante de que se celebre estas fiestas como se celebran en mi casa. A parte de por tener a dos enanos que hacen que estas fechas sean diferentes, también porque desde siempre ha sido la que más se ha preocupado de que todos tuviéramos nuestro paquetito el día de Navidad.

Mi cuñado seguramente esté pensando: “Mmm…va a ser algo para el ipad…”, y es que le tenemos frito a regalos de informática, es un valor seguro para regalarle y menos mal, que antes siempre le caían pijamas y seguro que ya sabéis de quién era la idea.

Mi hermano, pobre…, el primer año que hicimos el amigo invisible, el encargado de hacer su regalo era mi novio, entre unas cosas y otras no dio tiempo a que llegase a tiempo así que decidió darle un sobre en el que ponía “VALE POR UNAS LUCES PARA EL QUAD” así, tan sencilla, clara y llanamente, y mi hermano el pobre con su papel escrito en la mano, mientras todos nosotros disfrutábamos de lo lindo con nuestros mega-regalos. Además, como somos de los que nos gusta crear tradiciones, al año siguiente y por casualidades de la vida su amigo invisible volvió a ser el mismo, y de nuevo otro VALE le cayó. Definitivamente creo que ningún año le va a faltar su “VALE POR” en un sobrecito de regalo (aunque su regalo en condiciones se lo esconderemos para después).

Mi cuñada por su parte se lo pasa pipa viendo como todos los años su marido abre sobres con VALES, que luego ella guarda como recuerdo. Si regalar a mi cuñado cosas de informática es valor seguro, a mi cuñada las joyas le vuelven loca (no es nada tonta a que no…), así que estoy convencida que casi todos los años le regalarán algún anillo, pulsera o pendiente con forma de osito.

Y el regalo de mi novio… pues como la mayoría de las veces su amigo invisible me pregunta  qué es lo que necesita o qué le gustaría que le regalasen… pues todos los años le regalan ropa, que quizá no le haga falta ni es lo que le gustaría que le regalasen, pero la realidad es que es un regalo encubierto para mí… y es que me gusta taaanto que de vez en cuando cambie de modelito… ains!

Y de mis tres sobris, qué os voy a contar... ¡La alegría de la huerta! Las Navidades con niños son especiales, lo viven todo con tanta alegría y con tanta energía que te pegan el buen rollo enseguida…

Así que como os decía yo creo que a quien más ILU le hace esto de la repartición de regalos es a mí, viendo como a mis padres les lleva cuatro horas desenvolver su paquete porque en lo que realmente se están fijando es en que a sus nietos les gusten los regalos, o viendo como mi hermana abre el regalo sentada en una silla mirando a todos lados controlando para ver si a cada uno le ha llegado el suyo, o como mi hermano suda cada vez que ve un sobrecito pequeño envuelto en color rojo y cómo mi cuñada no para de reír señalándolo y gritando “¡Mira! ¡Ahí está!”, o viendo como mi novio se prueba una camisa super-chuuula o viendo a mis sobris correteando, chillando y cantando… 


Esto es la Navidad, y me gusta!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo me pido ser los sobris.
Para el año que viene regalarle a tu hermano dos vales, para variar un poco, je, je
Que Navidad tan divertida....

Anónimo dijo...

Pues yo espero que a tu hermano le compeseis con creces para las proximas navidades por hacerselo pasar tan mal....

¿Que tal una caja de estas tan bonitas que tienes expuestas?